III
Los todopoderosos representantes del deseo
De los graves ojos recién nacidos
Para suprimir la luz
El arco de tus senos tendido por un ciego
Que se acuerda de tus manos
Tu suave cabellera
Son en el río ignorante de tu cabeza
Caricias al filo de la piel.
Y tu boca que enmudece
Puede probar lo imposible.
Paul Éluard
XIV
El sueño ha apresado la huella
Y el color de tus ojos.
XVI
Bocas ávidas de los colores
Y de los besos que las dibujan
Llama hoja agua sensible
Un ala las mantiene en su palma
Una risa les derriba.
XXVII
Los cuervos aletean por los campos
La noche se apaga
Para una cabeza que se despierta
Los blancos cabellos el último sueño
Las manos se hacen luz de su sangre
De sus caricias
Una estrella llamada azul
Y cuya forma es terrestre
Enloquecida por los aullidos
Enloquecida por los sueños
Enloquecida por los capelos del ciclón fraterno
Infancia enloquecida por los fuertes vientos
Cómo harías la hermosa coqueta
No se reirá más
La ignorancia la indiferencia
no revelarán su secreto
Tú no sabes saludar a tiempo
Ni compararte con las maravillas
pero me oyes
Tu boca comparte mi amor
Y es por tu boca
Detrás del vaho de nuestros besos
Por donde estamos unidos.
V
En honor de los mudos de los ciegos de los sordos
Con la gran piedra negra sobre los hombros
Las desapariciones del mundo sin misterio.
Pero también para los demás llamando a las cosas por su
nombre
La quemadura de todas las metamorfosis
La cadena completa de las auroras en la cabeza
Todos los gritos que se obstinan en destruir las palabras
Y que excavan la boca y excavan los ojos
Allí donde los colores con furia deshacen la bruma de la
espera
Levantan el amor contra la vida que sueñan los muertos
Los sobrevivientes que comparten los demás y son esclavos
delo amor
Lo mismo que se puede ser esclavo de la libertad.
VI
La vida está sometida a las armas que amenazan
Y asesina todo aquello que la ha comprendido
Muestra tu sangre madre de los espejos
Semejanza muestra tu sangre
Y que la fuente de los días sencillos se seque
De vergüenza lo mismo que los crepúsculos.
VII
La ignorancia de cantan en la noche
Donde la risa pierde todos sus colores
Donde los dementes que la devoran
Se embriagan con una gota de sangre
Que resplandece entre los glaciares
Las grandes emigraciones de la carne
Entre las osamentas y el cansancio
Al frente la muerte a fuego lento
Y los vasos desprovistos de alcohol
Que se agitan como el ave de cabeza
El silencio mantiene dentro del pecho
Las antorchas apagadas del corazón
Y entre los astros inmemoriales
Las llanuras prolongan las tormentas
Y los besos se multiplican
En los grandes reflectores de los sueños.
IX
Los ojos quemados del bosque
La máscara desconocida mariposa aventurera
En las absurdas prisiones
Los diamantes del corazón
Collar del crimen.
Las amenazas enseñan los dientes
Muerden la risa
Arrancan las plumas del viento
Las hojas muertas de la huida.
El hambre cubierta de inmundicia
Abraza al fantasma del trigo
El terror hecho andrajos atraviesa los muros
Las pálidas llanuras imitan al frío.
Solo dolor arde.
XV
Danzante débil que por las esquinas
Adelanta su angosto pecho
Su fatiga está en una madriguera
La noche lame las vertebras
La tierra muerde su destino
Yo estoy sobre el tejado
Tú no llegarás nunca.
I
Yo escondo los sombríos tesoros
De las desconocidas mansiones
El corazón de los bosques el sueño
De una bengala ardiente
El horizonte nocturno
Que me corona
Yo voy con la cabeza por delante
Saludando de un nuevo secreto
El nacimiento de las imágenes.
VII
Dónde escondéis el pico solo
Vuestras alas qué despiertan solo
Unas bolas de manos el poder absoluto solo
Y el prestigio de las rapaces por encima solo
Las ruinas de los espinos solo
El huevo de las manos encantadas inagotables solo
Los dedos que hacen el signo del cero solo
El agua que tiende la mano al zócalo de las cascadas solo
La nieve y sus sollozos a lo lejos solo
La noche marchita la tierra ausente solo.
I
Mi presencia no está aquí
Estoy vestido de mí mismo
No hay mas planeta que el tuyo
La claridad existe sin mí.
Nacida de mi mano en mis ojos
Y desviándome de mi sendero
La sombra me impide caminar
Sobre mi corona de universo
En el gran espejo habitable
Donde la costumbre y la sorpresa
Una tras otra crean el hastío.
IV
Siempre es de noche cuando duermo
Noche supuesta imaginaria
Que empaña al despertar las transparencias
La noche gasta la vida y al liberar mis ojos
Jamás encuentran anda que tanga su poder.
VI
De noche los ojos más confiados niegan
Hasta la extenuación
De noche todo desierto
La mirada se pierde en una soledad de tinta.
I
Una vasta retirada horizontes desaparecidos
Un mundo suficiente guarida de la libertad
Las semejanzas no guardan relación
Chocan.
Las heridas de la luz
Los latidos de los párpados
Y mi corazón que combate
Perpetua novedad de las negaciones
Las iras has prestado juramento
Muy pronto leeré en tus venas
Tu sangre te traspasa y te ilumina
Un nuevo astro del amor se eleva por todas partes.
VII
Recelosa de la realidad
La crisis y su risa de cubo de basura
La crucifixión histérica
Y sus senderos quemados
La cornada del fuego
Los grilletes de la prolongación
El contacto enmascarado de podredumbre
Las mordazas del alarido
Y las súplicas de ciego
Los pulpos tienen otras cuerdas en su arco
Otros arcoíris en los ojos.
Tú no llorarás
No vaciarás estas alforjas de polvo
Y de felicidades
Tú vas de una cosa a otra
Por el camino más corto el de los monstruos.
Fragmentos
“Los pájaros ya no son un refugio suficiente
Ni la pereza ni el cansancio
[…]
Las sombras que tú creas no tienen derecho a la noche.
[…]
Una escritura de algas solares
[…]
Tan serena apagada calcinada la piel gris
Predilecta de la noche presa en sus flores de escarcha
Apenas contiene de la luz sino las formas.
[…]
Bajos las nubes de sus párpados
Su cabeza se duerme en mis manos
[…]
Ahechada de pasión ahechada de amor sin amar a nadie
Ella se forja inconmensurables dolores
Y todas sus razones para sufrir desaparecen.
[…]
Las nubes esconden tu sombra
[…]
Tus ojos persiguen la luz.
[…]
Todo lo que se repite es incomprensible
Tú naces en un espejo
Delante de mi antigua imagen.
[…]
Afuera todo es mortal
Y sin embargo todo se halla afuera
En la piel de la abundancia.
Ni crimen de plomo
Ni justicia de pluma
[…]
Lo mismo hacen las fugitivas flores
[…]
Todo lo obstruye y completamente azul
[…]
Aquí para abrirnos los ojos
Sólo las cenizas se mueven.
[…]
El búho el cuervo el buitre
No creo en los demás pájaros
[…]
Las estrellas han reemplazado a la noche "