sábado, 31 de diciembre de 2016

EL CAMBIO DEL MILENIO - ENRIQUE VERÁSTEGUI

El mundo que se avecina no es el mundo que dejamos atrás, ciertamente, pero estará conformado por lo que nosotros hacemos, lo que somos, y lo que soñamos. El mundo que se avecina es nuestro mundo, solo que más concentrado, más precioso, y más refulgente de luz. No pensé, en todos estos años, que llegara el momento en que tendría que reflexionar en público sobre el milenio, el cambio de milenio, y el post-milenio. En cierta medida, el milenio por el que luchamos se nos presenta como una sobrecarga de la palabra milenium que tiene por meta potenciar las energías, tanto las físicas como las mentales, que deben enfretarse a la tarea de construir el futuro entre nosotros. Esta tercera persona pues, dado que se ha extendido como un reguero de pólvora, el término post-modernidad hasta el punto de que se habla de que la post-modernidad ha llegado hasta nosotros y de que, auspicios de esa post-modernidad que consiste en un descentramiento del mundo y en la aparición de nacionalidades, particularidades, y elementos no hegemónicos, debemos concebir que el proyecto peruano -no escribo desde otra parte sino desde el Perú- es un proyecto universal, tan válido como el proyecto francés, norteamericano, o asiático, y que en la comprensión de ese designio nos juzgamos la vida,  y el destino. La diversificación de la cultura, que se produce gracias a la tecnologización del mundo actual, permite que comprendamos que un mundo sin eje hegemónico posibilita el diálogo que un mundo sin eje hegmonico posibilita de entender el destino como nuestro. Ese destino es nuestro por afirmación de un nosotros que no se acompleja entre el mundo francés, o reciprocidad, tiene la posibilidad de expandir una cultura peruana -esto es, la cultura del mestizaje- hacia el mundo. De ese modo, la post-modernidad nos conviene porque nuestra cultura puede erigirse en elemento hegemónico en un muno que ha perdido la conciencia de su propio destino en el mundo. Si la cultura se encuentra avasallada por la televisión y los medios de información de información masiva, hasta el punto que resulta más fácil encender el televisor que abrir un libro, mientras, por otro lado, rubros como la política, o la economía desplaza del interés de las mentes su necesidad de cultura, ello sólo puede conducir al hecho de comprnder que, sin cultura, resulta imposible construirse el mundo tal como lo plantean los ingenieros, o los economistas. Y es que el mundo no es necesariamente el frío dato de las estadísticas que, caa cierto tiempo, cambian de dirección para decirnos que la moda económica es norteamericana,  soviética o, como sucede ahora, asiática, sino la expresión cultural de una comprensión del mundo y, sobre todo de una manifestación que tiene por meta posibilitar la identidad. Esto quiere decir que la cultura no puede ser el vehículo de transmisión de una determinada política sino la manifestación esencial del hombre. Pero, por lo mismo, esto quiere decir también que la cultura es superior a las preocupaciones políticas, o económicas, y que sin cultura, no vamos para ninguna parte. Sin cultura resulta imposible construirse el futuro.

El tiempo de la cultura es el tiempo del milenio. Ese milenio que se avecina, o que, según algunas teorías, ya se encuentra entre nuestras puertas, es un milenio que sólo puede existir a imagen y semejanza nuestra. He escrito algunos libros y, entre ellos, la Ética, con la exclusiva finalidad de constribuir al cambio de milenio y, en verdad, de fundar el milenio que hoy nos convoca en esta serie de actividades multidisciplinares. No pensé nunca ser el portavoz de ese milenio pero Santiago Risso, un muchacho interesado en acelerar el tiempo que nos ha tocado vivir, me ha elegido para pensar en voz pública este tema de un cambio de milenio que, por su complejidad, puede haber empezado hace dos siglos atrás cuando las logias masponicas fundaron Norteamérica, hicieron la revolución francesa e, incluso, se nternaron en territorio latinoamericano e hicieron la gesta de la independencia latinoamericana. Hoy no hacemos más que asisitir al esplendor de la civilización americana pero ese esplendor como muchas vidas y, sobre todo, la decisión siempre enhiesta de construir el nuevo mundo. Que la sempiterna politequería haya obstruído el avance de la civilización american, no quita el proyecto de Washington y Bolivar: el proyecto de un gran continente, que como decíamos antes, hegemoniza al mundo y se dispone a celebrar el milenio. Un milenio que tiene un inmenso tejido cultural detrás pues en los mil años que terminan se han escrito libros maravillosos que han permitido que llegáramos a donde hemosllegado y que, sin dudas, permitirán que avanzaremos más allá del milenio. Sería necesario escribir una encicopleia para hablar del milenio y de lo que nosotros o nuestros padres hicieron por construir el milenio, además de que sería necesario organnizar una serie de simposios y conferencias que tiendan hacia la gran fiesta celebratoria del milenio. Una actividad multidisplinaria como ésta y la fiesta que ello comporta porque, en verdad, tenemos motivos para celebrar el cambio de milenio. Tenemos, sobre todo, una enorme herencia cultural que se agrega al equipaje con el que la humanidad emprende su marcha hacia el Milenio. Debemos decir, también, que ese milenio es una fiesta esencialmente occidental pue estamos celebrando el milenario de Cristo, pero esperemos que otras civilizaciones, como la asiática, la hindý, o la árabe, se plieguen al milenio que celebramos. El mundo está descentrado y la post-modernidad de que nos hablan los periódicos -pero también el filósofo Lyotard- ha hecho del mundo un enorme delta que confluye en el tiempo pero que se diversifica en el espacio. Por ello, sólo tenemos dos caminos: o celebramos el milenario de la civilización occidental, o celebramos la post-modernidad que nos permite tener la ilusión -que, bien vista, no es sólo ilusión de fundar ahora, y aquí, una cultura peruana de signo hegemónico pues el pensamiento francés, a través del mismo Lyotard, ha pedido su cambio de posta. ¿Por qué vamos a caer presas del complejo de inferioridad que nos impida afirmar que en los albores mismos del milenio, estamos haciendo el mejor arte, la mejor poesia, la mejor novela, la mejor filosofía y que estas activvidades multidisciplinarias dialogan con todo el mundo cuando un filósofo como Francisco Miró Quesada es presidente de la Asociacion Internacional de Filósofos, y cuando Mario Vargas Llosa escribe la gran novelística que ha escrito? Sea cual sea el camino que elijamos: saludar la civilización occidental, o saludar la postmodernidad, siempre saldremos privilegiados pues actuamos desde el Perú, el cual es un país del contienente americano. Pero también producir desde el Perú implica poseer la conciencia de la propia frandiosidad de nuestro arte. Si el arte nuestro (...)



miércoles, 14 de diciembre de 2016

Y MIENTRAS ME IBA ALEJANDO DE LOS NUEVOS POETAS LIBRÁNDOME SALTANDO ENTRE LOS HUECOS DEJADOS EN CADA UNA DE MIS PROPIAS PALABRAS UNO DE ELLOS ME DIJO: - ERNESTO CARRIÓN

Y MIENTRAS ME IBA ALEJANDO DE LOS NUEVOS POETAS
LIBRÁNDOME SALTANDO ENTRE LOS HUECOS DEJADOS
EN CADA UNA DE MIS PROPIAS PALABRAS 
UNO DE ELLOS ME DIJO:

–Soñé que la poesía estaba muerta. Don Cabrón, Don 
Mentiroso.
Ex pollo colgado en los mercados como luna amniótica,
como rojada de sandia expuesta a los dientes.

Entonces otro de los chicos pasó una lista
y se oyó su voz todopoderosa trepando al tacto:

¿La poesía mexicana?
–la poesía mexicana está muerta, señor.
¿Y cómo murió?
–Asfixiada en su ego, llena de contenidos indescifrables.
¿La poesía peruana?
–la poesía peruana está muerta, señor.
¿Y cómo murió?
–forrada por sus ruinas enormes, más grandes que 
   Machu Picchu.
¿La poesía colombiana?
–la poesía colombiana está muerta, señor.
¿Y cómo murió?
–de puro aburrimiento, tanto que nadie se dio cuenta de
   su desaparición.
¿La poesía argentina?
–la poesía argentina está muerta, señor.
¿Y cómo murió?
–adolescente, embriagada en un concierto de rock, y 
   ahorcada con su propia bandera.
¿La poesía chilena?
–sospechamos que sigue viva, señor. La estamos buscando.
¿La poesía ecuatoriana?
–la poesía ecuatoriana está muerta, señor.
¿Y como Murió?
–murió desde su nacimiento.
¿La poesía española?
–la poesía española está muerta, señor.
¿Y cómo murió?
–la poesía española lleva décadas muerta, de ella sólo
han quedado huesos que se incrustan en bolígrafos que
se venden por miles de euros.
¿La poesía uruguaya?
–la poesía uruguaya está en coma, señor.
¿Qué significa eso?
–que puede que sobreviva como que muera.
..................
Luego siguieron riéndose,
ampliándo su lista.
Entonces les dije:
ÁBRANSE EL CUELLO BIEN:
PORQUE TODA POESÍA COMPROMETIDA ES UNA POESÍA
  MUERTA
Y TODA POESÍA NO COMPROMETIDA CON EL PRÓJIMO
  TAMBIÉN ES UNA POESÍA MUERTA.
Y TODA POESÍA COMPROMETIDA CON LAS PALABRAS
  Y NO COMPROMETIDA CON LAS PALABRAS
TAMBIÉN ES PURO EMBUSTE.


miércoles, 7 de diciembre de 2016

Si tienes un amigo que toca tambor - Manuel Morales

Si tienes un amigo que toca tambor
Cuídalo, es más que un consejo, cuídalo.
Porque ahora ya nadie toca tambor,
Más aún, ya nadie tiene un amigo.
Cuídalo, entonces.
Que ese amigo guardará tu casa.
Pero no lo dejes con tu mujer, recuerda
Que es tu mujer y no la de un amigo.
Si sigues este consejo, vivirás
Mucho tiempo. Y tendrás tu mujer
Y un amigo que toca tambor.