domingo, 27 de mayo de 2018

Invocación al Espantapájaro - Julio Inverso

Espantapájaros, protector del maíz y guardador de las lluvias alucinado, con los ojos confusos de la misión, dinos, oh por favor dinos donde dirigir nuestros pasos a través del invierno, nuestros pasos cansados y perdidos y nuestro corazón titilante. Espantapájaros del gran teatro de Oklahoma: Los niños trepan tus pedestales y beben la oscuridad de tus ojos; los poetas comen las sombras de la basura; las jaurías vagan inquietas por la ciudad entre el galope de los caballos blancos: la piedra del universo tiene cabellos de violines y cuerpo de manta-raya del solsticio. Espantapájaros, guardador de las sobras, quien ha incrustado diamantes en el cielo y enterrado los cadillacs en el desierto, te rogamos te presentes aquí, que imploramos que nos des la armonía que robaste a los árabes y a los chacales, te pedimos que disipes la guerra para que podamos dormir en sitio seguro. Espantapájaros que has sentido el viento del infierno al abrir la puerta, no dejes que la podredumbre se aproxime a nosotros, no dejes que el gusano se coma nuestras lágrimas, no dejes que Hollywood haga nacer otra estrella este año, no dejes que las palomas mensajeras se extravíen entre los surtidores del nafta en el desierto. Espantapájaros, espléndido espantapájaros, danos los milibares de tu tormenta y el ojo disecado de las águilas a 10 kilómetros de aquí, danos un pedazo de pan de pordiosero fecundado con lágrimas de vírgenes. Danos la tierra rica en frutos, taxis, drogas y caos. Espantapájaros, hombre maravilloso, danos tu brujería, tu alquimia, tu conjuro para llamar a dios, tu salmodia para dormir a los niños en la hamaca, tu grito para pedir antes las huestes angélicas. Espantapájaros de las ciervas en la noche, de los muerciélagos mecánicos, de la lavandera con ojos llenos de lágrimas, de las mariposas más altas de la edad. Danos tu magia, toma nuestros cuerpos y almas y lávalos en la sal del crisol, danos las llaves de los oscuros barracones cerrados hace años. Danos tu hambre y haremos una fiesta. Seremos las últimas ballenas del mundo, lanzando chorros de elíxires malditos, reozando juntas en los océanos helados, en los sueños de los hombres que florecen de día tras día y en la tierra desolada. Espantapájaros, creemos en tu influjo y en tu noche, tu noche muy oscura en nuestras venas. Espantapájaros, danos el ácido de las cerezas de torpe carrera, danos una sed para saciarla con vino de eternidad, danos la ley imperial para detener la locura del mundo, danos ojos nuevos, ojos maravillados, danos el fuego con contorsiones de pantera, danos una panoplia para nuestras mariposas evadidas de los manicomios, danos un escudo de armas, danos la estirpe y los cadalsos exactos. Espantapájaros guardador de las lluvias y protector del maíz, danos los sueños de los locos, danos catedrales en los suburbios, danos la vida hermosa, danos el silencio sentido como un estremecimiento, danos las pasiones pasadas y las futuras. Espantapájaros, magnífico espantapájaros, danos las estrellas crocantes como el pan, danos humo en la lluvia para que beban los pájaros. Y siéntate a la mesa junto a nosotros, tan hambriento y cansado, oscuro y malquerido. Entonces pondré mi mano en tu hombro, sin hablarte, sólo mirándote para saber más acerca de nosotros, para ser grandes, místicos, indestructibles, para ser hombres libres.

Para que la felicidad no sea un niño huérfano danos el oro de tus entrañas, de los contrario, mátanos. 

 
De Agua Salvaje (1995).