jueves, 23 de septiembre de 2021

Paul Eluard - El amor y la poesía

 

III

 

Los todopoderosos representantes del deseo

De los graves ojos recién nacidos

Para suprimir la luz

El arco de tus senos tendido por un ciego

Que se acuerda de tus manos

Tu suave cabellera

Son en el río ignorante de tu cabeza

Caricias al filo de la piel.

Y tu boca que enmudece

Puede probar lo imposible.

Paul Éluard

 

XIV

El sueño ha apresado la huella

Y el color de tus ojos.

 

XVI

Bocas ávidas de los colores

Y de los besos que las dibujan

Llama hoja agua sensible

Un ala las mantiene en su palma

Una risa les derriba.

 

 

XXVII

 

Los cuervos aletean por los campos
La noche se apaga
Para una cabeza que se despierta
Los blancos cabellos el último sueño
Las manos se hacen luz de su sangre
De sus caricias

 

Una estrella llamada azul
Y cuya forma es terrestre

 

Enloquecida por los aullidos
Enloquecida por los sueños
Enloquecida por los capelos del ciclón fraterno
Infancia enloquecida por los fuertes vientos
Cómo harías la hermosa coqueta

 

No se reirá más
La ignorancia la indiferencia
no revelarán su secreto
Tú no sabes saludar a tiempo
Ni compararte con las maravillas
pero me oyes
Tu boca comparte mi amor
Y es por tu boca
Detrás del vaho de nuestros besos
Por donde estamos unidos.

 

V

En honor de los mudos de los ciegos de los sordos

Con la gran piedra negra sobre los hombros

Las desapariciones del mundo sin misterio.

 

Pero también para los demás llamando a las cosas por su nombre

La quemadura de todas las metamorfosis

La cadena completa de las auroras en la cabeza

Todos los gritos que se obstinan en destruir las palabras

 

Y que excavan la boca y excavan los ojos

Allí donde los colores con furia deshacen la bruma de la espera

Levantan el amor contra la vida que sueñan los muertos

Los sobrevivientes que comparten los demás y son esclavos delo amor

Lo mismo que se puede ser esclavo de la libertad.

 

VI

 

La vida está sometida a las armas que amenazan

Y asesina todo aquello que la ha comprendido

Muestra tu sangre madre de los espejos

Semejanza muestra tu sangre

Y que la fuente de los días sencillos se seque

De vergüenza lo mismo que los crepúsculos.

 

VII

 

La ignorancia de cantan en la noche

Donde la risa pierde todos sus colores

Donde los dementes que la devoran

Se embriagan con una gota de sangre

Que resplandece entre los glaciares

 

Las grandes emigraciones de la carne

Entre las osamentas y el cansancio

Al frente la muerte a fuego lento

Y los vasos desprovistos de alcohol

Que se agitan como el ave de cabeza

 

El silencio mantiene dentro del pecho

Las antorchas apagadas del corazón

Y entre los astros inmemoriales

Las llanuras prolongan las tormentas

Y los besos se multiplican

 

En los grandes reflectores de los sueños.

IX

 

Los ojos quemados del bosque

La máscara desconocida mariposa aventurera

En las absurdas prisiones

Los diamantes del corazón

Collar del crimen.

 

Las amenazas enseñan los dientes

Muerden la risa

Arrancan las plumas del viento

Las hojas muertas de la huida.

 

El hambre cubierta de inmundicia

Abraza al fantasma del trigo

El terror hecho andrajos atraviesa los muros

Las pálidas llanuras imitan al frío.

 

Solo dolor arde.

 

XV

 

Danzante débil que por las esquinas

Adelanta su angosto pecho

Su fatiga está en una madriguera

La noche lame las vertebras

La tierra muerde su destino

Yo estoy sobre el tejado

Tú no llegarás nunca.

 

I

 

Yo escondo los sombríos tesoros

De las desconocidas mansiones

El corazón de los bosques el sueño

De una bengala ardiente

El horizonte nocturno

Que me corona

Yo voy con la cabeza por delante

Saludando de un nuevo secreto

El nacimiento de las imágenes.

 

VII

 

Dónde escondéis el pico solo

Vuestras alas qué despiertan solo

Unas bolas de manos el poder absoluto solo

Y el prestigio de las rapaces por encima solo

Las ruinas de los espinos solo

El huevo de las manos encantadas inagotables solo

Los dedos que hacen el signo del cero solo

El agua que tiende la mano al zócalo de las cascadas solo

La nieve y sus sollozos a lo lejos solo

La noche marchita la tierra ausente solo.

 

I

Mi presencia no está aquí

Estoy vestido de mí mismo

No hay mas planeta que el tuyo

La claridad existe sin mí.

 

Nacida de mi mano en mis ojos

Y desviándome de mi sendero

La sombra me impide caminar

Sobre mi corona de universo

En el gran espejo habitable

Donde la costumbre y la sorpresa

Una tras otra crean el hastío.

 

IV

 

Siempre es de noche cuando duermo

Noche supuesta imaginaria

Que empaña al despertar las transparencias

La noche gasta la vida y al liberar mis ojos

Jamás encuentran anda que tanga su poder.

 

VI

 

De noche los ojos más confiados niegan

Hasta la extenuación

De noche todo desierto

La mirada se pierde en una soledad de tinta.

 

I

 

Una vasta retirada horizontes desaparecidos

Un mundo suficiente guarida de la libertad

Las semejanzas no guardan relación

Chocan.

 

Las heridas de la luz

Los latidos de los párpados

Y mi corazón que combate

Perpetua novedad de las negaciones

Las iras has prestado juramento

Muy pronto leeré en tus venas

Tu sangre te traspasa y te ilumina

Un nuevo astro del amor se eleva por todas partes.

 

 

 

VII

 

Recelosa de la realidad

La crisis y su risa de cubo de basura

La crucifixión histérica

Y sus senderos quemados

La cornada del fuego

Los grilletes de la prolongación

El contacto enmascarado de podredumbre

Las mordazas del alarido

Y las súplicas de ciego

Los pulpos tienen otras cuerdas en su arco

Otros arcoíris en los ojos.

 

Tú no llorarás

No vaciarás estas alforjas de polvo

Y de felicidades

Tú vas de una cosa a otra

Por el camino más corto el de los monstruos.

 

 

 

 

 

 

 

              Fragmentos

 

“Los pájaros ya no son un refugio suficiente

Ni la pereza ni el cansancio

 

[…]

 

Las sombras que tú creas no tienen derecho a la noche.

 

[…]

 

Una escritura de algas solares

 

[…]

 

Tan serena apagada calcinada la piel gris

Predilecta de la noche presa en sus flores de escarcha

Apenas contiene de la luz sino las formas.

 

[…]

 

Bajos las nubes de sus párpados

Su cabeza se duerme en mis manos

 

[…]

 

Ahechada de pasión ahechada de amor sin amar a nadie

Ella se forja inconmensurables dolores

Y todas sus razones para sufrir desaparecen.

 

[…]

 

Las nubes esconden tu sombra

 

[…]

Tus ojos persiguen la luz.

 

[…]

Todo lo que se repite es incomprensible

Tú naces en un espejo

Delante de mi antigua imagen.

[…]

 

Afuera todo es mortal

Y sin embargo todo se halla afuera

 […]


 Pero todo es semejante

En la piel de la abundancia.

 […]

 

Ni crimen de plomo

Ni justicia de pluma

 

[…]

 

Lo mismo hacen las fugitivas flores

 

[…]

 

Todo lo obstruye y completamente azul

 

[…]

 

Aquí para abrirnos los ojos

Sólo las cenizas se mueven.

 

[…]

 

El búho el cuervo el buitre

No creo en los demás pájaros

 

[…]

 

Las estrellas han reemplazado a la noche "



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